El departamento de Bomberos y Rescate del condado de McKinley realizó un monitoreo aéreo en la zona donde, el pasado viernes, un tren se descarriló y seis de los vagones que transportaban propano, explotaron. Estos hechos sucedieron a lo largo de la frontera entre los estados de Nuevo México y Arizona en los Estados Unidos.
Ante esta situación, las autoridades desalojaron a los residentes de la zona y fue hasta este domingo que la empresa BNSF Railway, propietaria del ferrocarril, mencionó que ya no había riesgo para los habitantes, debido a alguna latente explosión ni por la mala calidad del aire.
Al cumplir más de 48 horas de que se habían retirado los pobladores, la empresa y las autoridades estatales pusieron fin a las labores de desalojo y los invitaron a regresar a sus domicilios.
(AG)